Europa, agencias / ciberpasquinero
Para comprender su valor hay que viajar al Londres de 1666 durante el gran incendio que arrasó buena parte de la ciudad. Aquella tragedia llevó al economista y constructor Nicholas Barbon a crear la primera oficina especializada en seguros de incendios de casas y edificios, The Fire Office.
El incendio, originado en el horno de una panadería y que se fue propagando por las casas hechas principalmente de madera, se prolongó durante tres días y tres noches ante la impotencia de una ciudad que no contaba con un cuerpo de bomberos profesional –como cualquier otra en aquella época–.
Barbon también decidió crear para The Fire Office un grupo especializado en la extinción de incendios que acudiría a los edificios en llamas que estuvieran asegurados por su compañía. Para que pudieran identificarlos, decidió colocar placas con la insignia de esta aseguradora: un ave fénix.
En España, empezaron a verse durante el sXIX con la creación de la primera aseguradora en 1822, la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas en Madrid, aunque en lugar de la insignia se incorporó el texto "Asegurada de incendios".
En España, empezaron a verse durante el sXIX con la creación de la primera aseguradora en 1822, la Sociedad de Seguros Mutuos de Incendios de Casas en Madrid, aunque en lugar de la insignia se incorporó el texto "Asegurada de incendios".
Durante la segunda mitad del sXIX empezaron a proliferar las compañías de seguros y las asociaciones mutuas de seguros contra incendios (constituidas por los propietarios de las viviendas).
Estas últimas, al no contar con un equipo de extinción de incendios propio como el de las aseguradoras, "empiezan a acordar con los ayuntamientos fórmulas para sufragar y organizar los servicios de extinción de incendios", lo que acabó impulsando "la creación de los modernos servicios de bomberos municipales".
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