Interacción de dos fenómenos climáticos condiciona las sequías y los ecosistemas

El descubrimiento podría ser esencial para la planificación hídrica, agraria y forestal y para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas frente unas condiciones de calentamiento sin precedentes en el Mediterráneo.



Universidad de Alcalá / ciberpasquinero¿Cuáles son las causas de las sequías que sufrimos periódicamente en España? ¿Por qué a veces tenemos inviernos templados y lluviosos y otros fríos y secos o fríos y húmedos? ¿Influye el cambio climático de origen antropogénico sobre estos procesos? ¿Cómo actúan estos ciclos sobre la productividad de los ecosistemas terrestres? Y finalmente, ¿podemos predecir estos ciclos y así adecuar nuestra economía a dichos ciclos?

El trabajo, publicado esta semana en Nature Communications y liderado por el grupo de Ecología y Restauración Forestal de la Universidad de Alcalá (UAH) en colaboración con la Universidad Ginebra, aporta claves importantes para responder a algunas de estas preguntas.

La oscilación del Atlántico Norte (NAO) es una fluctuación a gran escala en la masa atmosférica situada entre la zona de altas presiones subtropicales y la baja polar en la cuenca del Atlántico Norte, y es, en gran parte, responsable de los períodos de sequía en el continente europeo. Estudios anteriores muestran que la NAO tiene un gran efecto potencial sobre diferentes aspectos, desde la fijación de carbono y el crecimiento de los árboles, a la producción de frutos o los ciclos de plagas forestales. Sin embargo, la conexión entre la productividad forestal a largo plazo y la NAO presentaba algunas inconsistencias, como periodos en los que los ciclos climáticos no se correspondían a lo esperado por el valor de la NAO. En su trabajo, los investigadores de la Universidad de Alcalá muestran justamente que estas inconsistencias pueden tener su origen en anomalías periódicas de la temperatura a nivel superficial del Océano Atlántico, conocidas como Oscilación Multidecadal Atlántica (AMO). Se trata de fenómenos oceánicos que aparecen en el norte del Océano Atlántico y por el cual las temperaturas oceánicas siguen un ciclo de una duración total de unos 70 años. Estos cambios de la temperatura del océano afectan a la atmósfera pero no instantáneamente, sino con un cierto retraso.

El trabajo, liderado el profesor Jaime Madrigal (recientemente investigador de la UAH y en la actualidad de la de Ginebra), es el resultado de una línea de investigación exhaustiva que comenzó hace más de cinco años y que integra datos de archivos históricos, climatología, modelos estadísticos y ecología forestal. "Ha sido un trabajo fascinante, desempolvar archivos de finales del siglo XIX para tener estimaciones precisas de cómo ha evolucionado la productividad de los bosques en España durante el último siglo y analizarlos con herramientas del siglo XXI para comprender las causas de los ciclos climáticos y sus consecuencias sobre la productividad de los ecosistemas españoles" explica Miguel Ángel de Zavala, coordinador del estudio en la UAH.

La investigación, que ha sido posible gracias a la colaboración de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y de la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), integra datos de pinares de varias localidades en Castilla La Mancha y en Castilla y León. "Estos pinares eran la base del sustento de muchas zonas rurales en España desde el siglo XIX, por este motivo se llevaba a cabo una cuantificación exhaustiva de los recursos disponibles, madera, pastos, resina etc...", explican los investigadores. El problema es que muchos de los trabajos anteriores se basaban en proyecciones de modelos y además, no consideraban la interacción entre ambos modos climáticos, la NAO y AMO. Gracias a la existencia de esta serie temporal, en el estudio se demuestra por primera vez que es la interacción de ambos modos climáticos la que controla en gran medida la productividad de los ecosistemas.

Así, los resultados del trabajo muestran que las fases AMO+ NAO+ y AMO-NAO- ejercen un elevado control sobre la productividad forestal, debido a la disminución de las precipitaciones y temperaturas invernales. La NAO es como una llave que abre y cierra la entrada de las borrascas pero es necesario el control de AMO (ligada a la temperatura del Atlántico en latitudes extratropicales y a la formación de borrascas) lo que finalmente determina la temperatura y humedad del aire que llega a la Península.

En una situación de sequía como la que está azotando el Mediterráneo en los últimos tiempos, estos hallazgos podrían ser esenciales para la planificación hídrica, agraria y forestal, y en particular para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas.


Referencia bibliográfica:

Jaime Madrigal-González et al. 2017. Forest productivity in Southwestern Europe is controlled by coupled North Atlantic and Atlantic multidecadal oscillationsNature Communications. DOI: 10.1038/s41467-017-02319-0


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¿Porque no podemos contactar con extraterrestres?

Uno de los eternos debates presentes entre los seres humanos es sobre si existe, o no, vida en algún otro planeta que no sea la Tierra.


Chile / ciberpasquinero
    
Según el investigador principal de la misión New Horizons, para poder contactar con vida extraterrestre el problema serían los enormes océanos subterráneos y gigantescas capas de hielo de la mayor parte de los planetas capaces de albergar vida.
Si bien se han realizado varios esfuerzos por lograr hacer contacto con posible vida extraterrestre, hasta el momento esto no ha ocurrido.
Esto ha llevado a muchos a hacerse la idea de que probablemente no existen civilizaciones en otro lugar que no sea la Tierra, aunque también hay quienes sostienen que los seres alienígenas probablemente sí existen, sólo que no podemos verlos.
Así lo ha planteado Alan Stern, investigador principal de la misión New Horizons, la que actualmente se encuentra explorando Plutón.
Tal como indicó el experto durante su participación en una reunión de la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, realizada en Utah, Estados Unidos, los extraterrestres podrían vivir en océanos subterráneos de lugares helados, tales como Encélado y Europa, lunas de Saturno y Júpiter respectivamente.
El científico defendió la idea de que la mayor parte de los planetas capaces de albergar vida puedan ser sumamente diferentes a la Tierra, con enormes océanos subterráneos atrapados bajo gigantescas y gruesas capas de hielo y roca.


Lo anterior impediría, por ejemplo, que pudiéramos hacer contacto con estos seres, ya que la masa que cubriría estos mundos bloquearía las señales de radio, las que no podrían propagarse a través del espacio.
En ese sentido, y debido a su encierro, el norteamericano agregó que estas hipotéticas civilizaciones podrían desconocer lo que hay más allá de las capas de hielo.
Un artículo publicado por el sitio Business Insider precisó que la teoría sugerida por Stern haría prácticamente imposible que los seres humanos pudiéramos hacer contacto con eventuales extraterrestres que habiten en ese tipo de ambiente.
"Probablemente ellos ni siquiera sepan que hay un universo afuera. Quizás nunca lleguen a desarrollar misiones espaciales", explicaron.
En efecto, si ese tipo de culturas no nos encuentran se explicaría también debido a la poca importancia que podrían darle a la comunicación a larga distancia, especialmente si creen que otros tipos de vida, como la raza humana, viven bajo la superficie.
Estas ideas de Stern podrían ayudar a explicar la falta de señales provenientes de otras civilizaciones tecnológicamente avanzadas, enigma conocido como la paradoja de Fermi.


Una lejana "súpertierra"

Recordemos que un exoplaneta descubierto recientemente orbitando alrededor de una estrella a 40 años luz de la Tierra sería el candidato ideal para centrar la búsqueda de signos de vida más allá del sistema solar, informó en abril pasado el Observatorio Europeo Austral (ESO).
Entre miles de exoplanetas, cuerpos celestes que orbitan fuera del sistema solar, el denominado 'supertierra' (LHS 1140b) es considerado uno de los más interesantes de los descubiertos en la última década, según los astrónomos que participaron en la investigación, que aparecerá publicada en Nature.
La 'supertierra' es "el objetivo perfecto para llevar a cabo una de las misiones más grandes de la ciencia: buscar evidencias de vida más allá de la Tierra", señaló Jason Dittmann, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithosonian (Cambridge, EEUU) y autor principal del artículo, citado en una nota de prensa del ESO.